A medida que se acelera la transformación del comercio mundial, se volvió evidente que la incertidumbre es la nueva normalidad. La innovación tecnológica, los frecuentes cambios en la política arancelaria, las tensiones geopolíticas, la inflación y el cambio climático están obligando a las compañías a reevaluar y reajustar periódicamente los supuestos que impulsan sus decisiones en la cadena de suministro.
Al mismo tiempo, la incertidumbre económica está ejerciendo presión sobre la demanda de los clientes, las previsiones de ingresos y los márgenes de beneficio. Según una encuesta reciente de Gartner ® , el 80% de los ejecutivos prevén una contracción económica temporal o una recesión transitoria, que probablemente traerá consigo recortes presupuestarios.
Para muchas compañías, la respuesta habitual a estos dos desafíos empresariales es reducir costos en todas las funciones empresariales, incluida la cadena de suministro.
Pero el costo es algo más que un simple número en el balance.
En las complejas cadenas de suministro actuales, cualquier cambio —incluidas las reducciones de gastos— afecta a todo el negocio, por lo que los responsables de la cadena de suministro deben pensar estratégicamente antes de actuar.
Controlar los costos al servicio de los objetivos empresariales
Con demasiada frecuencia, la reducción de costos es una medida reactiva que las compañías adoptan cuando están bajo presión. Si bien estos recortes pueden ayudar a alcanzar los objetivos presupuestarios a corto plazo establecidos por el director financiero, pueden perjudicar al negocio a medio y largo plazo.
Los recortes indiscriminados pueden afectar negativamente la entrega de bienes y servicios a los clientes, dañando potencialmente la propuesta de valor de la compañía, su identidad de marca y sus ingresos brutos.
Los recortes de costos reactivos también alarman a los inversionista, que lo ven como una medida defensiva de una compañía incapaz de competir.
En cambio, el objetivo debería ser equilibrar las presiones inmediatas con los objetivos estratégicos a largo plazo, adoptando la innovación que mejora el rendimiento y crea valor. Los gastos redundantes o innecesarios deben redirigir a inversiones que mejoren el rendimiento y, en última instancia, generen más valor y mayores ingresos.
¿Cuál es, entonces, la mejor manera de optimizar los costos?





