El comercio minorista está cambiando más rápido que nunca. Las expectativas de los clientes se están disparando. Los mercados cambian de la noche a la mañana. Las cadenas de suministro se enfrentan a interrupciones constantes. Sin embargo, muchos minoristas se sienten frenados por sistemas de operaciones de mercancías que fueron diseñados para una era diferente.
Si gestiona miles de artículos en múltiples canales, comprenderá la frustración. Lo que deberían ser procesos simplificados se convirtieron en flujos de trabajo complejos que requieren una intervención manual constante. La promesa de operaciones integradas dio paso a datos fragmentados, procesos desconectados y equipos que dedican más tiempo a solucionar problemas que a impulsar el crecimiento.
El costo de la ineficiencia operativa
El costo oculto de las operaciones de mercancías obsoletas no está solo en la tecnología, sino en la oportunidad perdida. Mientras que los competidores se mueven a la velocidad de la máquina, los sistemas heredados obligan a los minoristas a entrar en modo reactivo.
El impacto real:
- Problemas de integridad de los datos: un inventario en el que no se puede confiar da lugar a desabastecimientos, exceso de existencias y pedidos desalineados que cuestan millones en ventas perdidas y rebajas.
- Cuellos de botella manuales: la configuración de artículos, la creación de órdenes de compra y los cambios de precios aún se gestionan manualmente en herramientas desconectadas, lo que multiplica los errores y ralentiza la ejecución.
- Erosión de márgenes: los datos de costos, las bonificaciones de proveedores y los términos de reembolso se rastrean por separado (o no se rastrean en absoluto), lo que hace que la verdadera rentabilidad sea imposible de ver hasta que es demasiado tarde.
- Toma de decisiones reactiva: los equipos buscan respuestas en lugar de actuar en consecuencia, siempre un paso por detrás de los cambios del mercado.



